viernes, 28 de febrero de 2014

Leyenda del río Miño.



     Esta leyenda cuenta que en la población de Francos, hay un pozo situado junto el río Miño que tenía una trucha en su interior, por eso era conocido por la gente por el “Pozo da Troita”. Y resulta que la trucha subía todas las semanas al pueblo para comer, y si no había nada que llevarse a la boca se comía un hombre, así que nadie se acercaba por el citado pozo, pues primeramente convertía a los aldeanos en cerdos flacos para ingerirlos con mayor facilidad.

      Quien sacaba provecho de todo esto era el herrero, ya que todos los miércoles la trucha subía hasta su fragua para que le rascase las escamas del dorso con un rastrillo de hierro, pues tenía la piel llena de granos y eso le aliviaba, y recompensaba al buen hombre con un saco de monedas de oro por ese servicio.  

     Pero cierto miércoles el vecino más valiente de la aldea se fue al pozo y vació dentro de él una garrafa de ácido fórmico mientras la trucha estaba en la herrería con sus picores, y así cuando volvió y se introdujo en el pozo se le quemó la piel y el estómago, desapareciendo para siempre.

     Los vecinos aún temen que salga del pozo y, enfadada, la trucha se coma a todos ellos.


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