viernes, 29 de noviembre de 2013

El puente del pasatiempo en Mondoñedo

    Es sabido que tras la muerte del rey Enrique IV los nobles se dividieron en dos bandos: unos se pusieron de parte de Isabel y otros de Juana, la hija del rey. En Castilla vencieron los que apoyaban a Isabel, aunque en Galicia tenían mayor fuerza los que defendían los derechos de Juana.

    Los defensores de Juana eran principalmente el conde de Lemos, el de Soutomaior y el mariscal Pedro Pardo de Cela. Partidario de Isabel fue el señor Diego de Andrade entre otros.

    Los Reyes Católicos enviaron a Galicia, un ejército comandado por el capitán Mudarra ycon García de Chinchilla, con la orden de hacer justicia.

    La lucha continúo durante tres años, hasta que, viendo difícil vencer a los partidarios de Juana, los defensores de Isabel y de Fernando recurren a la traición y consiguen así dominar a sus contrarios. Al conde de Soutomaior, lo mataron; el de Lemos murió; y al mariscal Pedro Pardo de Cela le obligan a abrir las puertas del castillo de Frouseira para Mudarra. El mariscal y su hijo fueron juzgados por un tribunal, en Santiago de Compostela y condenados a muerte.

    Cuando la mujer del mariscal se enteró de la triste noticia, decidió presentarse ante la reina para implorar clemencia y partir hacia Valladolid, donde se encontraba esta.  

    Pero, el obispo de Mondoñedo, que tenía aversión hacia el mariscal porque éste no quiso entregarle algunos de los bienes de la mujer, que le fueran donados al tío de ella, ni tampoco dejar de cobrar las rentas que le fueran concedidas por el rey Enrique en aquel bispado, envió así a mensajeros para que no le concedieran el perdón real a Pardo de Cela.

    El obispo de Mondoñedo quería ver muerto al Mariscal antes de que su mujer lograra sacarlo, de esta forma consiguió adelantar el castigo.

    No obstante, el día del acto llegaron noticias de que Isabel venía con el perdón, y cabalgaba apresuradamente. El obispo pensó formas para "entretener" a la reina y que ésta no pudiera llegar a su destino a tiempo. De esta forma, envió a varios sacerdotes para que la entretuvieran.

    La reina quería seguir adelante, pero ellos seguían conversando con la mujer. Mientras tanto en la plaza de Mondoñedo el Mariscal y su hijo eran entregados al verdugo.

    Las cabezas rodaron por el suelo, y las campanas de la catedral tocaron a difunto. Fue en este momento, cuando la reina pudo entrar en la ciudad.
   
    Desde entonces los vecinos le llaman a este lugar el Puente del Pasatiempo.

 Catedral de Mondoñedo y estatua de Álvaro Cunqueiro.
Puente del Pasatiempo.

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