viernes, 14 de marzo de 2014

Leyenda del Obispo Santo.

     Una vieja historia dice que una gran flota vikinga, en el siglo XI, quiso desembarcar en las costas lucenses. No era la primera vez que esto ocurría, por lo que los habitantes de estas tierras sabían de las malas intenciones de los normandos, por lo que en la capital, Mondoñedo, el obispo Gonzalo decidió evacuar la ciudad y huir a los montes. Durante la huída los habitantes de Mondoñedo se fueron encontrando con los de otros pueblos que también huían. Al llegar al Alto da Grela, todos se quedaron asustados por la magnitud de la flota vikinga, ante lo cual el anciano obispo Gonzalo decidió ponerse a rezar. Los demás le imitaron, y de inmediato el cielo se nubló y se produjo una tempestad en el mar de tal calibre que los barcos empezaron a hundirse, sin ni siquiera poder huir. Desde ese día, para celebrar el milagro del Obispo Santo, se celebra una romería a la capilla que hay en ese mismo lugar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario