Según cuenta la leyenda cuando el país fue invadido por los sarracenos,
durante la Reconquista, uno de los caballeros que debía defender a los peregrinos
que iban a Santiago observó como una pareja de fieles era atacada por los
musulmanes, capturando a la mujer. El caballero reunió a sus compañeros para
liberarla y el secuestrador, para que nadie gozase de la belleza de la joven,
la degolló quedando su caballo blanco manchado de rojo.
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