viernes, 9 de mayo de 2014

Leyendas de O Pedregal de Irimia y de Meira.

     Cuentan las leyendas acerca del nacimiento del Miño, que en aquellas tierras vivía una vieja meiga llamada Irimia que se llevaba mal con los monjes del convento. Un día, mientras vigilaba su ganado fueron los monjes a cobrarle los impuestos que nunca pagaba, y ella para defenderse comenzó a tirarles piedras para echarlos de sus fincas, por lo que los monjes decidieron quedarse con sus tierras ricas en fuentes para mantener a su ganado.

     La hechicera les echó un conjuro y cubrió el nacimiento del Miño con piedras muy grandes hasta el fondo de su finca, para que no pudiesen llegar hasta el agua. "Nunca podréis probar la primera agua de este río porque es miño". Por este motivo, que el Pedregal le da el nombre al nacimiento del Miño.

     Otra habla de unos hombres pescadores convertidos en piedras y que aguardan la redención de sus almas con las aguas limpias que allí nacen.

     Una leyenda está muy relacionada con la iglesia, y en concreto con la imagen de San Bieito que en su retablo aparece la imagen de un cuervo con un trozo de pan en el pico, dice que San Bieito cumplía y hacía cumplir una regla muy estricta, por lo que suscitaba cierto rechazo entre su comunidad, por lo que en una ocasión le sirvieron un bollo de pan envenenado. San Bieito solía dar de comer en el alfeizar de la ventana de su celda a un cuervo en sus largos ayunos. Ese día el cuervo le arrebató el trozo de pan envenenado para que él no lo comiera salvándole así la vida.


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