El rey de los celtas británicos, Arturo (Arthur), congregó a sus caballeros y les pidió que fueran a buscar por todo el mundo el Grial, que solamente podría ser conquistado por un alma pura.
Uno de estos caballeros era Galaaz, que se pone inmediatamente en camino. Va a través de bosques y montes hasta llegar a una playa donde aparece una solitaria nave con un cáliz de oro bordado en su vela. Galaaz sube al barco y este se hace a la mar, llegando después de dos días de travesía a una costa desconocida para él.
El caballero desembarca y se adentra en tierra firme, ante sus ojos se extiende un país maravilloso. Galaaz se encuentra con un campesino al que le pregunta en que lugar se encuentra, a lo que el campesino le responde que está por tierras de Galicia.
Galaaz continúa su camino y, después de muchos valles, encontró al lado de una fuente a una chica que lo recibe con expresión amorosa. Pero Galaaz, fiel a su juramento, logra vencer los deseos de corresponder el amor de la joven y prosigue su camino.
Como premio a su fidelidad y a su vontad, a Galaaz le es concedido llegar a lo alto del monte do Cebreiro, donde, después de un largo viaje, encuentra el Santo Grial y que, aún hoy se sigue custodiando en la pequeña iglesia de Pedrafita do Cebreiro.
Hay muchos autores gallegos que recogen la materia de Bretaña como: Ramón Cabanillas en A Espada Escalibur, O Rei Artur o O cabaleiro do Santo Grial. Álvaro Cunqueiro en Merlín e Familia o As Crónicas do Sochantre. Xosé Luís Méndez Ferrín en Percival e outras historias. Darío Xohán Cabana en Galván en Saor.
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