La Terra Chá (Tierra Llana) de Galicia es la cuna del río Miño y de muchos de los numerosos afluentes que le dan su fuerza y el misterio que le rodea hasta su desembocadura en el Océano Atlántico. Como río mágico, a lo largo de las tierras por las que discurre han surgido leyendas que han llegado hasta nuestros días por medio de la tradición oral.
Conforme explican las gentes de Outeiro de Rei, hace mucho tiempo
que un vecino de Cela andaba pescando con su barca en As Veigas y cuando intentó subir las redes, que tenía repletas de
truchas, éstas reventaron dispersándose los peces por las aguas del río. El
truchero muy enfadado comenzó a proferir insultos contra todos los santos y vírgenes del santoral que recordaba y estando en esa situación, repentinamente la barca volcó, quedando con la cubierta hacia abajo comenzando a hundirse en
el Miño.
Por más esfuerzos que
hacía el pobre pescador no podía deshacerse del enredo de las redes y aparejos
y era arrastrado irremisiblemente hacia el fondo del río, momento en que
desesperado se dio cuenta de la cólera empleada momentos antes, y en su
angustia, se encomendó a Santa Isabel, a la que su madre lo había llevado
ofrecido de niño. Al momento la barca emergió a la superficie, flotando con
normalidad, completamente seca, llevando al truchero sano y salvo y la cubierta
llena de tantos peces que ya no cabían más.
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